Creando enfermedad con nuestra mente nos demostrará como se genera la enfermedad y la salud desde nuestro modo de pensar. Un bello camino al autoconocimiento y autocontorl.
Creando enfermedad con nuestra mente:
¿Cómo un pensamiento genera una enfermedad?
El pensamiento es una de las actividades de nuestro cerebro. Los pensamientos, las emociones, cómo nos sentimos, nuestra personalidad, la forma en que respondemos a nuestra vida. Todo ello forma lo que conocemos como mente o actividad mental. El pensamiento es un flujo de actividad eléctrica desarrollado en nuestro cerebro. La actividad comunicativa entre las neuronas.
Estas conexiones eléctricas interneuronales dan lugar a los pensamientos (imágenes, sonidos, recuerdos y memorias, inspiraciones, ideas, etc.).
Una vez el cerebro ha creado y perseverado en una serie de pensamientos de determinado tipo (alegres, destructivos, de crítica, humorísticos, inspirativos) nuestro hipotálamo (un gran laboratorio químico) se pone en marcha.
¿Forma de proceder?
El hipotálamo se pone a crear hormonas vinculadas a los pensamientos que nuestro cerebro está teniendo.
así aparecen las emociones. Nuestro hipotálamo, segrega e inunda el torrente sanguíneo con esas hormonas relacionadas a nuestros pensamientos, creando sensaciones. Por eso nos sentimos bien o mal, alegres o tristes, calmados o nerviosos, en respuesta a nuestros pensamientos.
Entonces->Pensamiento-> (Hipotálamo)Sustancias químicas->Sensaciones
El hipotálamo puede crear péptidos que nos estimulan en situaciones de estrés. O puede segregar otros placenteros para adormecernos. En definitiva, puede crear una sustancia química natural para cada proceso mental que esté en marcha en dicho momento.
El problema:
Por desconocimiento de estos procesos, no somos conscientes de la importancia que tiene pensar correctamente o lo llamado positivamente. Aprender a pensar en positivo y no dudar ni generar dualidad.
Así evitamos generar sustancias tóxicas que envenenan nuestro cuerpo, ya sea energéticamente y al insistir, físicamente. Porque primero se afecta nuestro cuerpo energético y de insistir se maniefiesta en el cuerpo físico. Esto se dice, se materializa. Pasamos de energía negativa a materia física negativa.
La enfermedad:
Es pasar del cuerpo energético al cuerpo físico una energía negativa manifestada. Osea de un pensamiento a un síntoma físico.
Clarificando:
Las tensiones de cada día nos mantienen en estado de estrés(alerta o desconfianza) pensamientos que crea la mente y que no se controlan. El hipotálamo responderá segregando sustancias químicas que colocarán nuestro organismo en modo alerta. Es la respuesta interna ante el peligro o frente a una situación de vida o muerte.
Esa actividad del hipotálamo tan importante y decisiva en momentos de verdadero peligro, se vuelve autodestructiva cuando se experimenta continuada y regularmente.
El estrés:
El estrés, la ansiedad, la prisa, la urgencia, la preocupación, hace que nuestro cerebro cree situaciones inexistentes y como respuesta química a ello, el hipotálamo segrega las hormonas correspondientes a una situación de peligro inminente para nuestra vida. Y durante horas al día, y durante días y días al año. Eso destroza nuestro cuerpo por intoxicación bioquímica, dado que ningún organismo puede vivir permanentemente en estado de shock, de peligro o de estrés continuado.
Lo que genera:
Infartos, anginas de pecho, úlceras gastrointestinales, hipertensión arterial, diabetes y toda patología posible de llegar a ser mortales.
Todo comienza en nuestros pensamientos descontrolados.
Infecciones virales y bacteriológicas:
Es similar al anterior, pero no idéntico:
Bajo situaciones constantes de estrés, miedo, ansiedad y preocupación, nuestra actividad hormonal pone en marcha procesos de defensa. Tensiona músculos, prepara el cuerpo para la potencial huída, redirige la circulación sanguínea, paraliza procesos internos no vitales, pero que son imaginarios.
¿Qué logra todo esto?
Nuestro sistema inmunitario se desgaste, se colapse y no pueda repeler ataques que, en situaciones normales, está combatiendo y rechazando a diario.
Así nos engripamos, sufrimos alergias, tardamos más en cicatrizar o en repeler infecciones, etc.
Todo comienza por la actividad mental:
Ahora que sabemos cómo opera la bioquímica de nuestro cerebro, sabemos que nuestros pensamientos son las órdenes que le dará nuestro cerebro a nuestro hipotálamo para que éste cree las hormonas que correspondan a ese estado mental. Si no cuidamos nuestros pensamientos y procesos mentales, la bioquímica de nuestro organismo seguirá un patrón erróneo y nos inundará de toxinas que nos debilitan, primero emocionalmente y después orgánicamente.
Luego:
Nuestros órganos dejan de funcionar adecuadamente para hacerlo en modo alerta, al vivir bajo situaciones de estrés sostenido, prisa, preocupación y ansiedad. Con ello el cuerpo responde equivocadamente y descontrola su normal equilibrio. Y si el desequilibrio involucra a muchos órganos deviene en la muerte.
Del mismo modo, esas instrucciones incorrectas que no hemos sabido parar y revertir en nuestros pensamientos afectan a nuestro sistema emocional: Agotamiento, pena, rabia, frustración, depresión, bipolarismo y un largo número de variables de orden nervioso y emocional. Tan peligrosas o más que las orgánicas (Creando enfermedad con nuestra mente).
El conocimiento es la solución:
Sabiendo el origen revertimos el proceso:
Pensamiento – hipotálamo – hormonas – envenenamiento del cuerpo – destrucción del sistema inmunitario
Solución:
Pensamientos de confianza, amor, seguridad, tranquilidad, calma, paz, alegría. Inician una secuencia que da lugar a que, nuestro hipotálamo produzca hormonas endorfinas, placenteras, de anestesia, calma, tranquilidad. Que contribuyen a que nuestro organismo pueda operar con normalidad y no bajo amenazas.
De aquí en más:
Nuestro sistema inmunitario puede hacer su trabajo de manera eficiente, el riego sanguíneo sigue el modelo y ritmo óptimos, nuestros órganos operan bajo condiciones perfectas.
El pensamiento es la llave a la bioquímica del cuerpo humano.
Ahora sabemos que hay detrás de cada emoción y porque manifestamos diferentes estados anímicos. Y la manera de cortar el estado anímico negativo, es eliminando el pensamiento negativo.
¿Cómo lo eliminamos?
Cancelando. Cancelamos este estado anímico negativo y decretamos el estado contrario. Por ejemplo: Cancelo la angustia. En mi mundo solo existe la alegría. Doy gracias por ello. E imagino una situación que me genere ese estado. Y la mantengo. Sea leyendo una lectura adecuada, una película, etc.
Siempre agradeciendo anticipadamente por el resultado positivo obtenido.
Conclusión:
Ahora sabemos de qué forma y por qué pasos, un pensamiento se convierte en una toxina y afecta a nuestro organismo enfermándolo, o sanándolo.
Esto nos enseña que en donde ponemos nuestro foco, es la vida que llevamos.
Si es alegría viviremos alegres y si es en el amor, seremos amados. de otro modo obtendremos todo lo contrario (Creando enfermedad con nuestra mente).