Parábolas ¿Por qué Jesús enseñaba con ellas? ¿Las seguimos necesitando?

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Muchas veces Jesús de Nazareth al enseñar al pueblo recibía que su enseñanza no era comprendida, sea por darse cuenta él solo o la población le pedía que explicara porque no comprendía. Entonces él les decía que se lo explicaría con parábolas porque así comprendían mejor. Que por más que les diga la verdad con palabras simples, ellos no comprendían y con parábolas asimilaban un poco mejor la enseñanza. Si hemos aprendido poco o mucho de sus enseñanzas cada cual sabrá hasta que grado lo ha hecho.

Explicado con sus palabras:

«Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. Y se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: «Con el oído oiréis, pero no entenderéis, con la vista miraréis, pero no veréis». … «Bienaventurados, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen».

¿Pero sigue siendo actual esta situación?

Es muy común ver en publicaciones de las redes sociales donde se escribe un texto maravilloso, simple y claro y no tiene aceptación. En cambio cuando vemos esas palabras contadas a nivel de historia y en un video o una placa fotográfica la aceptación es mucho mayor. Incluso relatada tipo cuento o anécdota.
Esto nos lleva a la conclusión que la verdad o enseñanza dada de manera simple no la comprendemos. Y tenemos muchas maneras de comprobarlo. Podemos tener la verdad más plena delante de nuestros ojos y negarla.

Es muy común dejar pasar verdades maravillosas frente a nosotros y no comprenderlas o asimilarlas, porque suelen ser tan simples que pasan de largo frente a nuestros sentidos.
¿A qué se debe ello?

Lamentablemente creo que nos identificamos con lo complejo. Lo complicado. No podemos concebir que las respuestas sean tan simples o estén dentro nuestro. Por ello nos suele pasar que evitamos adentrar en nuestro interior y encontrar las respuestas y verdades. Porque nada más sabio que nuestro ser interior. Sin embargo nos perdemos en búsquedas de libros, cursos, talleres, charlas, etc. Desperdigamos un montón de energía y tiempo buscando respuestas que llegan más o menos rápido, teniendo la respuestas a todas nuestras preguntas en nuestro interior. Necesitamos que alguien externo a nosotros nos responda nuestras dudas. Porque no confiamos en nosotros y nuestra sabiduría.

Y muchas veces somos tan cómodos que preferimos pagar o hacer mil cursos para que nos digan como somos, quien somos o que hemos venido a hacer.

Evitamos por todos los medios encontrarnos cara a cara con ese ser iluminado que llevamos dentro. Buscamos al Creador por todos lo exterior y no aceptamos que tenemos línea directa de comunicación con Él. Evitamos hacernos cargo de nosotros mismos y buscamos la comodidad del mínimo esfuerzo. No hacemos el mínimo esfuerzo por nuestro crecimiento. Parecemos los pichones de aves que exigen comida a sus padres constantemente porque tenemos un hambre insaciable pero no nos hacemos cargo de nuestras vidas. Si el ser humano necesitara algo más vendría con ello incorporado. Y es así, nacemos con todo lo necesario para ser. Lamentablemente lo comprendemos con el tiempo.

A medida que avanzamos en edad, aprendemos mucho por experiencia de vida y otro tanto por la búsqueda que cada uno acomete en su período de vida.

Muchas veces nos planteamos lo fácil que es vivir y sin embargo lo complicamos sin sentido.
Como cuando nos excedemos por nuestra gula en las comidas, sin sentido. Si comemos todos los días, que necesidad hay de empacharnos con la comida. Como si nunca volviéramos a comer de nuevo. Y es una actividad que normalmente hacemos de dos a cuatro veces al día como mínimo.
Solo nos damos cuenta de lo ilógico de esa actitud de vida, cuando estamos internados en un hospital como consecuencia de nuestros excesos.

La pregunta es simple:

¿Es necesario llegar a ese extremo para tomar conciencia?

La respuesta está en nosotros, en nadie más. De nosotros depende tomar el camino difícil o más simple en la vida.
Yo siempre me he planteado quien vive mejor, la persona minimalista que no se plantea que ha venido a hacer a este mundo o el que se cuestiona todo.
Es una respuesta que no tengo. Pero la búsqueda obviamente hará que en alguna instancia de mi existencia, tenga alguna respuesta. Mientras tanto, seguiremos fluyendo o aprendiendo a fluir.

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