Observar sin enjuiciar El arte de los sabios Una empresa difícil pero no imposible

Observar sin enjuiciar

Observar sin enjuiciar: ¿Es posible? Observar sin juzgar, observar sin evaluar, la capacidad de observar, el buen observador, inteligencia emocional, camino a la espiritualidad.

Observar sin enjuiciar
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Observar sin enjuiciar

Observar sin enjuiciar: ¿Es posible? Observar sin juzgar, observar sin evaluar, la capacidad de observar, el buen observador, inteligencia emocional, camino a la espiritualidad.

Una vez leí por ahí de algún sabio que en la vida había que aprender a observar sin enjuiciar. La metafísica nos da muchas enseñanzas e interpretaciones acerca del barullo mental en que solemos vivir. Por ello se nos enseña a mantener la mente quieta. también se nos enseña a cancelar todo aquello que no deseamos para nuestras vidas. Ya que el No, no existe para el universo.: el universo solo conoce el sí. Por ello todo lo que decimos lo obtenemos en abundancia. Vale estar atentos cuando decimos no quiero peras, porque seguro vamos a tener muchas peras en nuestras vidas.
Volviendo a nuestro tema importante de hoy.

Al intentar poner a prueba eso de observar sin enjuiciar, tarea que no es nada fácil, uno se da cuenta cuanto aprende.

¿Qué aprendemos?

Aprendemos a acallar esa mente inquieta. A no emitir la energía condenatoria del juicio. A seguir mascullando y atendiendo a nuestro sentir. Se aprecia una apertura mayor. Y si usted se anima a practicarlo, seguramente irá agregando más ítems a la lista.
Algo así fue lo que sucedió con una nota de facebook. Aquí les dejo la nota para que saquen sus propias conclusiones.

Sacado de facebook:

POR QUE SON NEGROS..

Los pibes se metieron al vagón a los gritos. Eran tres y ninguno tenía más de ocho años. Eran flaquitos y maleducados sin maldad, medio pillos pero compañeros. Uno solo tenía zapatillas, el más chiquito. Y cuando digo chiquito no hablo de la cantidad de años sino de la cantidad de costillas que le conté sobre la piel desnuda. El más chiquito tenía las zapatillas y también tenía las tarjetitas. Las fue repartiendo mientras hablaba a los gritos y el otro le respondía a los gritos y un tercero le gritaba a la gente que les tiraran una moneda, que Dios los bendiga. Una señora se tapó los oídos. .
Recién cuando pasaron en retirada escuché hablar al pibe que tenía sentado enfrente. Él también habrá tenido unos ocho años.
-Mamá, ¿por qué gritan los nenes?-, preguntó.
-Porque son negros-, dijo la madre Pensé que había escuchado mal y presté atención.
-Porque son negros. Y cuando sean grandes, van a ser ladrones. Vos tenés que tener mucho cuidado con esos chicos
Tenías la oportunidad de sembrar una semilla de amor y preferiste perpetuar el odio. Elegiste enseñar a tener miedo. Podría haberte perdonado la falsa misericordia de quien observa y murmura pobrecitos pero masticaste tanta bronca que ya no sabés hacer ni eso. Ay, nene, ojalá alguien te explique que tu vieja ese día estaba enojada y que los pibes de la calle no se juntan para jugar, sino porque tienen miedo. Los pibes de la calle no gritan porque son negros, gritan porque son invisibles.
Observar sin enjuiciar: ¿Es posible? Observar sin juzgar, observar sin evaluar, la capacidad de observar, el buen observador, inteligencia emocional, camino a la espiritualidad.

Espero les haya sido útil para sentir, pensar, analizar y sacar sus conclusiones sin apresurarse y con un punto de vista conciliador con todos.

A mí me resonó por mucho tiempo y me llevó a escribir esta nota, la frase final:

«Los pibes de la calle no gritan porque son negros, gritan porque son invisibles.»

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