La magia de los cuatro elementos II por Scott Cunninham

La magia de los cuatro elementos II

La magia de los cuatro elementos II continúa con el maravilloso mundo de la magia. El aprender a dominar los cuatro elementos y más de lo que creíamos. No todo es imaginación.

La magia de los cuatro elementos II
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La magia de los cuatro elementos II

La voz mágica

Al recitar cantos mágicos y palabras de poder, utilice su voz más firme, más poderosa. Hablar
suavemente aminora los efectos de las palabras. Las palabras están ahí para afectarle a usted, no a una
extraña entidad o deidad. Dígalas con tanta fuerza como pueda.
Naturalmente, habrá veces en las que tendrá que susurrar las palabras. Cuando eso suceda, ponga tanto
sentimiento en ellas como le sea posible. El efecto será el mismo.

No se preocupe por la exactitud de las palabras.

Aunque se salte una de ellas no mermará la efectividad del hechizo. Pero si después de tropezar en una o dos sílabas, nota que está perdiendo la concentración y que su visualización se debilita, lo mejor es detenerse, volver un poco hacia atrás y repetir otra vez las palabras.
Hay hechizos que no necesitan palabras. De hecho, en la magia natural, la visualización es mucho más
importante que las palabras. Las palabras se pronuncian para fortalecer el poder personal, excitar las
emociones y afinar la visualización. Las palabras son los vehículos que le llevan a su destino, no el
mismo destino.

Preparándose para los rituales

Ésta es la lista de las cosas que debe hacer antes de llevar a cabo los rituales mágicos en su hogar.
Muchos rituales pueden realizarse en otros lugares e incluso pueden ser más eficaces en el exterior.
Desde luego, si realiza sus hechizos en la playa, no tendrá que preocuparse de descolgar el teléfono.

1. Asegúrese de que no le molestarán durante el hechizo. Eso quiere decir cerrar con llave la puerta;
correr las cortinas (salvo en el caso de que no puedan verle a través de la ventana); desenchufar el
teléfono (o desconectarlo y bajar el volumen del contestador automático); y/o avisar a los que vivan
con usted de que no deben interrumpirle. De esa forma, evitando cualquier tipo de interrupción, tendrá
la seguridad de que podrá concentrarse. Si es necesario, practique sus rituales bien entrada la noche,
una vez que todos se hayan ido a dormir.

2. Prepárese físicamente para el rito. Tome un baño o dúchese; vístase con ropa limpia,
preferentemente de algodón (si es posible evite llevar ropa de fibra sintética durante la magia natural).
Los ropajes no son necesarios e incluso no tiene por qué llevar ropa, si le parece más cómodo
prescindir de ella  (La magia de los cuatro elementos II).

3. Asegúrese de que su necesidad es auténtica, y de que es posible conseguirla. Aunque ya debería
haberlo pensado antes, recuerde que nunca es tarde para decidirse a utilizar otro ritual. Algunos magos
llevan a cabo un acto de adivinación (véase el glosario), antes de realizar cualquier tipo de magia, para
descubrir la naturaleza del problema y su solución. Como realizará la mayor parte de los hechizos para
usted, es muy probable que no necesite la adivinación.

4. Antes de empezar, respire profundamente durante unos segundos. Eso aquietará su mente, preparará
su cuerpo y le permitirá comenzar concentrándose en su necesidad.

Llevando a cabo un ritual

1. Consiga los utensilios necesarios.
2. Siéntese cómodamente unos instantes. Respire profundamente. Concéntrese en el cambio que está a
punto de realizar. Anule todos los pensamientos relacionados con el problema y piense sólo en su
solución.
3. Visualice al tiempo que empieza a trabajar con los objetos. Cárguelos si es necesario.
4. Pronuncie las palabras o el cántico, si es necesario.
5. Reúna el poder de su cuerpo tensando los músculos. Al mismo tiempo, obtenga la energía de los
objetos naturales que ha elegido para su utilización en este hechizo, manteniendo su mano de recepción
encima de ellos, cogiéndolos, o lo que corresponda, de acuerdo con las exigencias del hechizo.

6. Cuando el poder esté en su punto álgido, cuando se sienta temblar al intentar retenerlo, libérelo.
Proyecte el poder d*e su cuerpo a través de su mano de proyección, relajando los músculos de su
cuerpo. Puede enviarlo a una vela, a una piedra, al fuego, a un vaso de agua o a cualquier otro objeto.
Desee y sienta como fa energía le deja para hacer su trabajo.
7. Repita el hechizo hasta que haya surtido efecto.

¿Por qué arriesgarse?

Me estoy refiriendo, por supuesto, a trabajar con magia negra. Hay pocas reglas en magia, y son
simples y fáciles de seguir:
– No practique magia para molestar, irritar, dañar, herir o matar a otra persona.
– No practique magia con el fin de atar, influenciar, manipular o controlar a otra persona.
– No practique magia para intentar conseguir el amor de una determinada persona.
– No practique magia para tratar de conseguir los favores sexuales de otra persona.
– No venda sus hechizos mágicos.
– No practique magia para satisfacer su ego.
– No practique magia de ninguna clase para otra persona (incluso si es beneficiosa) sin su
consentimiento  (La magia de los cuatro elementos II).

Éstas no son tan sólo mis directrices.

Han sido desarrolladas por magos experimentados durante milenios. Están basadas en la idea de que la magia es un maravilloso instrumento para conseguir transformaciones personales positivas. Su mal uso (cualquiera de las formas descritas anteriormente y algunas otras) la convierte en un instrumento de maldad.
La magia es lo que hacemos de ella. Además, la magia también nos influye. Si hacemos magia para
controlar a alguien, alguien nos controlará. Si hacemos magia para dañar a alguien, alguien nos dañará.
Si hacemos magia para satisfacer nuestro ego, algo acabará aplastándolo. Eso ocurre siempre.
Concentrarse en este tipo de energías hará que se desarrollen en su interior. Pronto será víctima de sus
propios hechizos. He dicho todo lo que he podido sobre los peligros de esta magia.

¿Por qué arriesgarse?

Magia para otros

Es bonito hacer magia para otros…. después de haber obtenido el permiso de la persona en cuestión.
Esto podría parecer ridículo, pero está basado en conceptos sencillos: primero, realizar magia para otra
persona -incluso si es un buen amigo y la magia es beneficiosa es una manipulación. Hacerlo sin su
consentimiento es, además, un acto de sabotaje mágico.
Así que, repito de nuevo, lo mejor es preguntar a sus amigos si en realidad desean los efectos del
hechizo. Muchas veces no entendemos la vida de nuestros amigos y podríamos malinterpretar sus
palabras o actos  (La magia de los cuatro elementos II).

Llevar a cabo un hechizo para cambiar una situación imaginaria es una pérdida de
tiempo y energía.

Es mucho mejor dialogar con la persona, obtener una visión interior del problema y
conseguir su visto bueno antes de empezar a sacar velas y hierbas.
Normalmente la magia es un instrumento de autotransformación. La utilizamos para mejorar nuestras
vidas. También podemos usarla para otros y con buenos resultados, pero sólo con su permiso.

La vida mágica

Este libro es una recopilación de hechizos y ritos mágicos que van unidos al mundo que nos rodea. Al
llevar a cabo éstas y similares operaciones de magia, muchos acceden a una nueva dimensión. En lugar
de ver sus vidas como una interminable serie de pruebas, desencantos y fracasos, la viven como una
alegre celebración y unión con otras personas, animales, la Tierra y con aquello que lo creó todo.
La magia natural hace eso. Nos abre a nuevas experiencias y nos permite ver lo que ha habido siempre
delante de nuestras narices: la luna llena pintando de plata a una nube, el suave ir y venir de las mareas,
la deslumbrante simetría de un girasol rebosante de semillas, la caricia del viento…

Con esta visión ampliada, muchos magos se dan cuenta de que la magia ha estado siempre presente en
sus vidas, que es nuestra herencia común como seres humanos.

Este descubrimiento y la continuidad de sus actividades mágicas, les convence de que la vida en sí misma es un proceso mágico. Y entonces empiezan a llevar vidas mágicas.
La vida mágica no es exclusivamente realizar hechizos, reunir hierbas o entonar cánticos. La vida
mágica es aquella en la que percibimos con un asombro maravillado las sutiles pero reales energías de
la Tierra; en la que sentimos cómo los ciclos de la naturaleza nos transforman; en la que nosotros,
como seres humanos, respetamos las fuerzas incognoscibles que forman nuestro mundo y nos dan la
vida  (La magia de los cuatro elementos II).

Continuamos con nuestro trabajo, cuidamos a nuestros seres queridos y seguimos pagando facturas,
pero también vemos cómo florece la magia en una sonrisa, sentimos el agradecimiento de la Tierra
cuando plantamos árboles y escuchamos al viento cantar mientras el sol se hunde en el horizonte por el
oeste.

Podemos lograr la vida mágica fácilmente. Realmente vale la pena conseguirla, porque en su elevada
existencia los problemas se convierten en soluciones, las dudas en esperanza y la vida se transforma en
una experiencia positiva, más feliz y más gratificante.
Si los magos no ganan nada más de la magia, sus esfuerzos han valido la pena (La magia de los cuatro elementos II).

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