El método de sanación fracasa si no queremos sanar

El método de sanación fracasa si no queremos sanar. Porque está en nosotros el deseo de sanar. Muchos han sentido enfermos, van al médico de confianza y con solo sentarnos delante de él ya nos sentimos mejor.

El método de sanación fracasa si no queremos sanar
El método de sanación fracasa si no queremos sanar

El método de sanación fracasa si no queremos sanar:

Muchas personas detestan el enfermarse por el gasto que les ocasiona. Nunca había sentido esto hasta tener que presenciarlo en mi trabajo.
Yo me sentía contento de recuperar mi salud. Nunca pensé que muchos se enojaban por perderla.

Como pueden ustedes observar son dos posiciones opuestas de pensamiento.
Pero a lo que apunta de manera central esta nota implica una tercera posición. Y la pregunta es:

¿Usted desea sanar?

Parecerá tonto, pero no lo es. Mucha gente va de médico en médico, sigue muchas terapias y nunca duran demasiado en ellas. Así sean terapia alopática tradicional o cualquier otra variante de terapia alternativa. Y siguen siempre quejándose de sus dolores, etc.

Otro tipo de pacientes son aquellos pobres que viven haciéndose estudios, normalmente influye mucho la edad, toman demasiada cantidad de medicamentos y toda su vida ronda en el tema de su salud.
Es su forma de vida, de llamar la atención y hasta casi lo único que tienen como tema de conversación.

Después de leer hasta aquí, ya no parece tan disparatado preguntarse:

¿Yo realmente quiero sanar?

Como todo en la vida es mente, verbo y acción.
Para crear una enfermedad se hace necesario entrar en crisis. Si esa crisis es una falta de coherencia entre lo que pienso, digo, y hago mi cuerpo energético o los más sutiles comienzan a debilitarse. Finalmente, lo hace el cuerpo físico.

Los griegos fueron los más conocidos por la frase, mente sana en cuerpo sano.
Una sabia frase.
Por ello antes de comenzar cualquier tratamiento, es bueno preguntarse: ¿Cuál es mi crisis?
Sin embargo es lo último que pensamos en hacer. Si vivimos corriendo. Rodeados de estrés. Nuestro cuerpo energético si lo pudiéramos ver, sería una madeja de lana, tomada por un niño para jugar y toda llena de nudos, totalmente desencajada.

Una vez preguntado eso y somos lo suficiente sensibles, el cuerpo habla. Con un poco de intuición y tranquilidad. El cuerpo no calla. Y no es imaginación nuestra. Si dudamos podemos tomar el péndulo y confirmarlo. Si no estamos adiestrados en el trabajo con el péndulo, es muy fácil iniciarse.

Péndulo básico:

Compramos un péndulo o lo fabricamos. Solo necesitamos una cuerda y algo de cierto peso que atar en su extremo, puede ser un tornillo. Del otro extremo lo tomamos entre el dedo índice y el pulgar.
Programamos al péndulo que si se mueve a la derecha es sí y su movimiento a la izquierda es no.
Listo para empezar. Preguntamos si somos hombre y si somos hombre, dirá que sí, si somos mujer, dirá que no. Ya con esta prueba, puedes confirmar lo que tu cuerpo te diga con tu péndulo (El método de sanación fracasa si no queremos sanar).

Esto hará que no creas que te inventas todo. La radiestesia es toda una ciencia. Aquí no hay supercherías. Solo basta probarlo.

Ahí oirás como tu cuerpo te habla. Hasta que no haga falta el péndulo.
Porque la enfermedad no existe, es una creación nuestra para avisarnos que algo en nosotros no funciona bien. Estamos actuando de manera disarmónica. Y la respuesta solo nosotros podemos saberla.
Aunque es muy común decir: No se por qué me pasó esto yo que tanto me cuido!

Realmente no te cuidas. Y no te cuidas tal vez de varias razones:

No cuidas:

Lo que comes.
Cuanto comes.
Lo que dices.
Lo que prejuzgas
La ira.
Tus pensamientos.
Tu higiene física y mental.
Agredes a otros y a tí, en palabra y pensamientos.
Desconoces tus deseos de descanso, de apetito, de sed, no te tienes en cuenta.
Desconfías de todo y de todos.
Vives pensando, hablando y actuando de manera negativa para tí y los demás.

La lista puede seguir pero ya has comprendido de que hablamos. Así creamos que nuestros cuerpos sutiles se afecten. Y luego nuestro cuerpo físico.

Porque tenemos cuerpos sutiles, aunque no los veas o jamás hayas oído de ellos. Si no crees en esto basta con que sepas que tienes un cuerpo físico que es resultado de lo que haces con él.
Si está debilitado y enfermo, solo tú eres responsable.
Ya no hay a quien culpar. Entonces vuelve la pregunta:

¿Realmente, te quieres curar?

Si la respuesta es sí, comienza por cambiar tu manera de pensar y ver el mundo que te rodea y ser coherente con lo que haces, dices y sientes (El método de sanación fracasa si no queremos sanar).
Deja de echar culpas y hazte cargo de todo en tu vida. Porque tu has creado tu mundo. Tal como lo ves y lo vives a cada minuto.

Podemos seguir rezongando que los demás son responsables. Pruébalo y luego me cuentas que resultado te ha dado (El método de sanación fracasa si no queremos sanar).
Hasta el pájaro que pasó volando y dejó caer sus heces sobre tí es resultado tuyo. O puede ser que el universo con eso te quiera dar un mensaje, retrasarte, que veas algo que de otro modo no podías ver, etc.

Lo cierto es que nada ocurre por casualidad. Todo tiene un motivo y un porque. A esto es a lo que llaman causa y efecto. Y es una ley universal.

A medida que los cambios que generes en tu vida sean constantes, irás advirtiendo como todo va mejorando a tu alrededor. Irá creciendo la armonía, el entorno te será más agradable y generoso.
Irá reflejando tu mundo cercano. Y aunque no lo creas tu cambio, cambiará tu mundo cercano, pero también cambiará tu mundo más lejano. Tan lejano que aún no alcanzas a imaginar.

Podemos elegir la mejor oración de sanación, trabajar por la sanación interior, la sanación espiritual, la oración de salud más milagrosa, decir frases de sanación o decretos de sanación y podemos obtener alivios pasajeros.
Pero el cambio absoluto ocurrirá solo cuando el cambio sea total. Puede ser gradual en mayor o menor medida.

Conclusión:

Seamos fieles a nosotros mismos. Si seguimos esa máxima y la aplicamos a todos y a todo lo que nos rodea, el mundo será un lugar maravilloso. Nada puede limitarte más que tú mismo.
Abre tus alas, sé generoso de corazón contigo y todo lo que te rodea. Ámate y amalo a todo y a todos y haz el bien sin mirar a quien. Puedo asegurarte hermano, que todo tomará otro sentido más interesante en tu vida y de todos quienes te rodean (El método de sanación fracasa si no queremos sanar).

Aclaración:

Todos tenemos un tiempo en el que venimos a este planeta a vivir. Por más que sea cuestionable si podemos vivir más o menos. No viene al caso ahora. Hay gente que logra cambios maravillosos pero cuando su tarea está terminada, parten. Podemos tomarlo como que el Creador lo llevó, que fue su decisión o como lo querramos explicar a nuestro gusto. En esos casos, no hay sanación ni podrá haberla. Gracias.

 

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